Preparó el café parado delante de la estufa. Su cuerpo desnudo me daba la espalda mientras el maniobraba la cafetera. Yo observaba temerosa de que se le vertiera el café recién colado delicioso y caliente sobre sobre su “penis nervioso”, erguido desde que me abrazó dándome la bienvenida así como Dios lo trajo al mundo. Se puso frente a mí y saboreé mi café mientras mis ojos lo recorrían de arriba abajo.
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Están buenas tus historias eróticas, Mayrín va a estar feliz de escucharlas...
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