Nunca antes se había sentido tan presionada por el “peer preasure”. La tinta latía con fuerza en su pluma intentando salir con algo espectacular para hacerle compañía ¿o competencia? A sus amigas que, incansables, bailaban sobre sus papeles pintando obras de arte con sus letras y colgándolas en el ciberespacio para deleite de muchos. ¿De qué escribir? Ni las jintáforas, ni el café, ni las caderas o las sandalias le habían provocado un derrame de palabras. El bolígrafo ya estaba a punto de una embolia provocada por la presión de la tinta pujando por salir. La casa, normalmente silente y sola, hoy resonaba con las voces de los niños y los ladridos del perro. Recuerdos de otros niños y otros perros y otras vidas la invaden, flotan ante sus ojos … la pluma tiembla ante la expectativa de un desahogo que no llega. Al fin la escritora, agotada, decide pasar pluma y papel a sus nietos y así entre garabatos y risas puede por fin la pluma aliviar su presión y descargar su tinta. Otro día llegará la inspiración y juntas escritora y pluma, se perderán por los caminos del cuento.
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Pues si esto es solo un desahogo.. me encantó. Un abrazo
ReplyDeleteMe encanto te la comiste pues ....
ReplyDelete¿Me prestas los nietos? La mía sigue tupida.
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